domingo, 2 de mayo de 2010

vergüenza

Un amigo mío está en pleno proceso de separación. Tan “en pleno proceso” que apenas hace dos o tres días presentó la demanda, y pidió, además, la custodia de sus hijos. Según él, su mujer está enferma y no puede ya más con ella.
No quiero entrar en valoraciones. Ni es mi intención ni conozco el caso a fondo, ya que nos hemos reencontrado tras unos añitos de separación (bendito féisbuc!) y he pasado del nacimiento de su primer hijo a la situación actual casi de golpe.
La cuestión está en que mi amigo, al presentar la demanda de separación, se ha encontrado con otra por malos tratos continuados, y tuvo que presentarse al día siguiente a declarar ante la Policía. Supuestamente no irá a más, porque ella no ha podido demostrar nada, y los propios policías le han dicho que para ellos tenía toda la pinta de ser una denuncia falsa, como las que se encuentran tan a menudo.

¡“Tan a menudo”!

Nos hemos habituado a verlas por la tele, y las asociamos a personajes y personajillos que sólo quieren cobrar un pellizco más por otra etapa de su vida, y aunque hay personas que resultan seriamente afectadas, lo acabamos viendo como parte de la farándula...
Pero existen de verdad, en la calle, tal vez en nuestra propia escalera: hay muchas mujeres dispuestas a destrozar a la ex-pareja como sea (¡cuánto no será el odio!), y aunque resulte, por lo visto, "habitual", no es políticamente correcto decirlo en público, porque, efectivamente, hay tantas, tantísimas que denuncian de verdad, que hablar de ello parece que nos coloque del lado de los maltratadores…

Me avergüenza como mujer que algunas utilicen la tragedia de tantas en una “simple” demanda de separación como arma de ataque contra la pareja.

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